27 de Septiembre
Estamos en Grenada.
Ayer al llegar a la habitación, revisamos las cosas de la excursión del día siguiente, a la que he animado al grupo a apuntarse, diciéndoles lo bonito del título y de la excursión. Ron y playa y Catamarán.
Me debieron traicionar las ganas y descubro con horror que no hay catamarán ninguno. La excursión consiste en la visita de una fábrica de ron isleña y tres horas de playa.
Me siento fatal por el equívoco. Para colmo de males, la excursión guiada no tiene guía de habla española, por lo que no vamos a entender nada. Pepe se descuelga de excursión porque se siente indispuesto. Catastrofff!!!
Hace un calor asfixiante. Recorremos la “Isla de las cuestas”. El autobús de hoy es significativamente mejor que el de ayer. Esta isla, parece de economía intermedia entre las dos visitas anteriores. La ciudad es una cuesta constante, por la que el autobús transita con dificultad. El resto de la isla parece ser igual. Carreteras empinadísimas que permiten, eso sí, contemplar un paisaje estupendo.
El guía habla y habla, y nosotros no nos enteramos de nada….
Llegamos a la fábrica de Ron Clarkes Court. Nos colocan un casco en la cabeza. Hace muchísimo calor. Comenzamos la visita a la fábrica. Aunque no entendemos nada de lo que cuenta el señor, la maquinaria enorme, antigua y rudimentaria hace muy previsible averiguar para que sirve. Al final, la cata y termino picando y comprando un par de botellas de ron tostado.
No ha estado tan mal la visita. Pero la excesiva temperatura hace urgente llegar cuanto antes a la playa.
La playa es excepcional. Esta isla es, con diferencia, la que tiene las playas más bonitas. La que nos ha tocado hoy es la mejor de todas las que he visto. Además el chiringuito está bien. Estamos listos para disfrutar de este día precioso en este entorno divino.
Nos damos a la cerveza lugareña, esta vez La Caribe. Estupendo. Como nada es perfecto, el chiringuito no tiene Wi-fi. La verdad, no lo echo de menos.
Así pues, antes de regresar al barco, buscamos algún sitio desde donde lanzar nuestros mensajes. Lo encontramos en el centro comercial duty free que precede a la llegada al barco. Compramos unas camisetas y el pertinente imán de Judith, mi hija coleccionista de imanes.
La temperatura nos hace desear subir al barco. Prioritario una cerveza fresquita.
Ponemos punto final al día sin acudir a la cena. Ya os hablé de la mesa, que merece capítulo aparte. Estamos cansados, así que, nos retiramos a dormir sin acudir a la tertulia nocturna, por primera vez desde que embarcamos.
28 de Septiembre
Hoy toca Aruba.
Como hemos hecho hasta ahora las excursiones del barco, hoy decidimos no coger ninguna. Tenemos solo tres horas en Aruba, y el grupo quería improvisar.
La improvisación, como era de prever, termina en un bar cercano a donde nos ha dejado el barco. Wifi y cerveza. Se llama esta vez, Chill.
A pesar de que yo quería a toda costa ir a la playa en Aruba, no lo he conseguido. Me voy con un poco de pena. A veces hay que ceder al grupo, pero en éste viaje, como me ocurre con la mesa, mi educación choca frontalmente con lo que quiero hacer y esto me pone un poco tensa. Quiero disfrutar de éste viaje todo lo que pueda.
Mañana será otro día, pero el de Aruba, no se repetirá. No creo que vuelva a pasar por aquí y me da pena la oportunidad perdida. Al menos cumplimos con los imanes y el envío de postales. También compramos algunas cosas para regalar.
Al subir al barco, nos percatamos de que nos acompaña una “escolta”. Cuatro policías con prismáticos, vigilan por la borda, dos en cada lado del barco. Han abierto y dispuesto las mangueras por la borda. Navegamos frente a las costas de Venezuela, en la frontera con Colombia. En el diario di bordo, también nos advierten que extrememos las precauciones cuando desembarquemos mañana.
Después de una cena anodina y un poco de tertulia insípida, nos retiramos al camarote.
Atrasamos otra hora nuestros relojes. Me siento algo mareada, así que bajo a recepción a por una pastilla para el mareo.
Cierro los ojos y duermo profundamente….