Las cataratas del Niágara
Cataratas del #Niágara situadas en la frontera entre Estados Unidos y Canadá es uno de los lugares más visitados de #norteamerica. Durante muchos años fue el lugar predilecto de los recién casados de Norteamérica que acudían allí a pasar su luna de miel, y ni siquiera un mito como Superman se pudo sustraer a filmar algunas escenas de acción frente a las impresionantes cascadas.
Lamentablemente cruceros directos a las cataratas de niágara no hay ninguno, ya que los barcos no pueden acceder al lugar, pero una manera muy practica de visitar este mágico lugar seria hacer un crucero hasta Nueva York y desde allí hacer una excursión hasta las cataratas donde en pequeñas barcas se podrá admirar esta maravillosa belleza natural de muy cerca. A continuación les dejaremos un enlace de cruceros que os podrían llevar a Nueva York y desde allí podréis llegar a las cataratas del Niágara. Pulse aquí
Pese a todo ello hay un dato que mucha gente desconoce, una característica que hace que las cataratas sean una auténtica curiosidad turística. El Niágara es un río de América del Norte que une los lagos Erie y Ontario.
En su curso forma una caída de agua que tiene 49 metros y, aunque su altura no es muy espectacular, el impresionante caudal del río si que hace de este salto de agua uno de los más espectaculares del mundo.
Sin embargo, esta inmensa cortina de agua que parece inmutable desaparecerá con el paso del tiempo y aunque su imagen es muy característica, no siempre tuvo este aspecto. Las cataratas, por su propia estructura, se engullen lentamente a sí mismas. Ello se produce al desgastarse la cornisa pétrea por la fuerza del agua. También la pared a lo largo de la cual se precipita sufre un notable desgaste haciendo que se retraiga río arriba.
Las cataratas del Niágara, siguiendo su desgaste, terminarán por encontrarse finalmente con el lago Erie. Ello se debe a que, debajo de la piedra dura del lecho del río, hay roca más blanda que se desgasta con rapidez por la fuerza de las aguas. Los torbellinos creados en la caída van formando huecos en la pared vertical que, al hacerse más pronunciados, provocan que se derrumbe la cornisa.
Las cataratas del Niágara, por este sistema han retrocedido en los últimos 12.000 años, unos 11 kilómetros y siguen retrocediendo en la actualidad aunque muy lentamente. Aquellos que visitan esta auténtica maravilla de la naturaleza, pueden contemplar una especie de visión congelada en el tiempo ya que la catarata está llamada a desparecer en el futuro.
De todas maneras, para todos aquellos que quieren ir pero que de momento no pueden hacerlo, no deben preocuparse por su desaparición ya que por lo menos durante los próximos 25.000 años las cataratas seguirán existiendo para deleite de los turistas del futuro.
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