Vuelta al mundo. Capítulo 2
Leíamos los destinos otra vez. Australia, India, Sri Lanka…Hasta había escalas en esa lista que ni siquiera sabía que existían ni donde estaban. Empezamos a coger mapas, a ver por dónde íbamos, por donde pasábamos de un océano a otro, los nombres de los mares, de las islas…
Y efectivamente, no hubo vuelta atrás. En Mayo, dimos la señal. Cerramos los ojos y abrimos el corazón a la aventura. Esto fue a principios de Mayo de 2014.
Era tal el lío en el que nos habíamos metido, que no sabíamos cómo decírselo a la gente.
En Navidad, anunciamos a bombo y platillo a toda la familia.
Nos sentíamos un pelín culpables cuándo la gente, ojiplática, nos decía ¿Cómo? ¿Qué vais a hacer qué? ¿Una vuelta al mundo?
Pues sí. Había que empezar a creérselo y había que empezar a vivirlo.
Padres, hijos y amigos, nos miraban entre incredulidad y envidia. Y nosotros por fin, contábamos felices nuestro gran plan.
A la vuelta de Navidad, nos encontramos un regalo de Gonzalo, nuestro agente de Crucerum. Como no podía ser de otra manera, era una maleta. Venía con una cajita misteriosa que resultó ser de vino. Gran detalle que nos metía de lleno en el viaje de nuevo.
Pasamos el triste Enero y Febrero muy ilusionados, mirando excursiones, sitios que ver, viendo videos e interneteandolo todo. Descubriendo países, temperaturas, buscando comentarios sobre el barco, hablando con gente…
En la página de Costa donde tenemos la reserva, hay un indicador con los días que faltan para la salida del crucero. Casi sin darnos cuenta, el contador fue bajando, y donde decía 492 días, bajó de 365, y siguió bajando y bajando.
Costa Cruceros iba quitando y poniendo excursiones, volviéndonos un poco locos, pero en Marzo, teníamos ya un itinerario bastante fiable impreso, sobre el que volvíamos a menudo y repasábamos.
Un itinerario y un presupuesto. Juntamos los “posibles” y pusimos un techo de gasto. Íbamos ajustados para todo lo que proponía hacer semejante viaje, pero con Antonio todo es fácil. Coincidíamos en los descartes y en lo que nos apetecía, en el tipo de excursiones que queríamos y las que dejábamos de hacer. Sobre todo coincidíamos en que solo con subirse al barco y hacer las 15 excursiones que entraban en el precio del crucero, ya éramos muy afortunados. Así que, todo lo que hiciésemos sería un lujo.
También coincidimos rápidamente en que el todo incluido de bebidas era un gasto imprescindible.
Hablábamos de cada nuevo descubrimiento, comentario, o cualquier cosa relacionada.
Nuestro siempre disponible agente Gonzalo, iba respondiendo puntualmente todas nuestras dudas, que eran muchas y aconsejándonos. Gonzalo ya era como de la familia!
Al tiempo, nos llegaron algunos mensajes de respuesta de dos personas que iban a hacer el mismo viaje.
Marc, que iba con toda su familia y Pepe, que iba solo. Hicimos un grupo de Gmail, y de vez en cuando, alguien tenía información sobre algún sitio, o sugerencias.
Nos vino muy bien conocer a Marc, que había hecho ya una vuelta al mundo. Aunque con otra compañía y otro itinerario, sus comentarios nos eran de mucha utilidad.
Llegó la primavera y empezamos a pensar en las maletas y billetes de avión. Una vez más, Gonzalo nos echó una mano y cerramos la vuelta desde Milán, a un precio muy bueno. Otra cosa hecha. Cada vez estaba más cerca todo.
Mezclo maletas y billetes de avión, porque aquí empezamos a ser conscientes del equipaje. Para los billetes de vuelta, nos preguntaban cuántas maletas y de qué peso hablábamos, lo cual nos fue bastante difícil.
Aunque el crucero era casi todo verano, la llegada a Madrid el 22 de Diciembre a pasar las navidades con mamá, era muy invierno.
Por otra parte, Antonio no quería volar a Barcelona desde casa. No quería meter las maletas en un avión y arriesgarse a perderlas antes de embarcar.
También necesitábamos llevar maletas a Madrid con ropa de invierno para que nos esperasen en casa a la vuelta.
Bien, después de planear pasar 96 días en un barco, más las navidades fuera, ya unos días más no tenían importancia. Viajaríamos a Madrid con las maletas de invierno y verano en coche. Dejaríamos invierno en casa de mamá y desde Madrid con nuestras maletas de verano, en el Ave a Barcelona, iríamos a nuestro crucero.
Lo del peso de las maletas de vuelta, ni que decir tiene que a día de hoy, es una incógnita. Así que, lo hicimos a voleo…
CONTINUARÁ… la semana que viene, comienza el papeleo, las maletas, los nervios….